• Por: Mayela Mercedes

  • “La depresión es la clásica enfermedad de las mujeres. ¿Por qué?
    Cambie dos letras y en vez de depresión obtendrá expresión. Si no expresamos lo que sentimos - que nos está consumiendo- de forma constructiva, curativa, muchas veces el resultado es depresión: la forma en que las mujeres lloran sin lágrimas”.
    Sue Patton Thoele

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Testimonios

3 respuestas

  1. 18 AÑOS CASADA CON UN GAY

    Me casé hace 18 años, con el hombre más cariñoso y considerado que mujer alguna pueda conocer. Lo conocí en mi ambiente laboral. Ambos trabajamos en el ámbito educativo. Luego de un noviazgo de 1 año, decidimos vivir juntos y una vez transcurridos 4 meses de convivir, decidimos de mutuo acuerdo casarnos. Algunos meses después de casada quedé embarazada y nació una hermosa niña.
    Él siempre fue el padre y esposo perfecto. Incluso en la intimidad era un hombre muy complaciente, cariñoso y un perfecto amante. Siempre se preocupó por que tuviese los mejores orgasmos de mi vida. Durante 15 años, jamás noté nada que me hiciése sospechar de su inclinación u orientación sexual.
    Hace aproximadamente 3 años. Mi esposo comenzó a presentar problemas con su próstata, la cuál presentaba una inflamación severa. Por esos días, mi hija descubrió en su teléfono un mensaje comprometedor que decía «Gracias por preocuparte por mi salud. Quiero tocarte. Te amo». Al confrontarlo me dijo que una de sus compañeras de trabajo utilizaba su teléfono para ponerse en contacto con un amante que tenía y que la misma, no usaba su propio teléfono, porque ella era casada. Le pedí que nos entrevistaramos con su compañera de trabajo y siempre se mantuvo firme diciéndome que «cuando yo quisiera». Sin advertirle, llamé al número del cuál provenía el mensaje y recibí como respuesta una voz masculina y al decirle que » era la esposa de…», éste me respondió «Señora yo no quiero problemas, yo también soy casado».Me quedé estupefacta, porque esperaba la voz de una mujer. Por lo que supuse que la historia que el me había contado sobre su compañera era cierta.
    En mi casa durante varios días mi hija y yo estuvimos consternadas. Inclusive se llegó a hablar de divorcio y el lloró y suplicó que creyeramos en su inocencia Y finalmente me dijo que para que se acabara el problema fuera a conversar con su compañera de trabajo que ella me podía confirmar la veracidad de la historia. Inclusive llegué a sospechar que la voz masculina que me respondió, estaba tratando de encubrir a la mujer que era su amante. Finalmente y convencida por la firmeza con que me hablaba, decidí creer a medias, lo que me decía. También la angustia de mi hija de que nos pudiésemos separar me preocupaba. Ella se entía culpable, ya que fue quién descubrió el mensaje y quién me lo dijo. Pero siempre quedó en mi una sospecha, una duda. Desde ese momento comencé a sospechar de que el podía ser Gay me resultaba díficil creer que una compañera de trabajo (inclusive nueva), utilizara el teléfono de su jefe para contactarse con su amante, estando casada. Así que comencé a realizar mi propia investigación Siempre estaba pendiente de todo. Luego de esto trancurierron casi tres años, en los cuales los encuentros sexuales entre mi esposo y yo se hicieron ocasionales, ya que siempre presentaba dolor de próstata. Inclusive algunos encuentros de esos ocasionales, no llegaron a consolidarse, debido a que presentaba disfunsión eréctil al momento de la penetración y siempre em decía que era culpa de la próstata. En muchas oportunidades llegué a decirle que me dijera la verdad, que si tenía una amante o era Gay que me lo dijera y siempre se negó y me expresó lo mucho que me amaba.
    El 14 de febrero de 2014, finalmente descubrí la verdad: MI ESPOSO ES GAY, lleva 3 años con una relación paralela con Eduardo, un hombre de 45 años, también casado, con 4 hijos y un nieto. Sus dos últimos hijos aún son infantes. Lo descubrí al poner un detective, ya que siempre recibía cientos de mensajes de texto y los borraba y cuando recibía llamadas en mi presencia, todas eran equivocadas. Finalmente me dijo la verdad e inclusive que ya pertenece a un círculo de amigos Gay. En su teléfono tenía al menos 20 contactos, todos Gay, desconocidos para mí. Estos lo llamaban frecuentemente y le enviaban fotos desnudos con el pene erecto por sus redes sociales telefónicas. El día que lo descurí el me confesó todo. El hotel que frecuentaban, lo que hacían en él. Me dijo que disfrutaba el sexo conmigo de la misma forma que con él. Que el a mí me amaba, pero que «él le gustaba muchísimo». Me suplicó llorando que no me divorciara de él, que el apostaba a su familia. Que él elegía a su familia y que si era necesario dejar a Eduardo lo dejaría ya que lo que el uscaba en Eduardo era sexo, es decir, fantasía sexual y más nada. Luego de un mes y medio de conversaciones su hija y yo (que también se enteró), decidimos darle una nueva oportunidad.
    Él se sigue comportando como el esposo y padre perfecto, hemos tenido relaciones sexuales al menos dos veces por semana y es más apasionado y erótico que antes. Me consiente, es muy considerado, se encarga de la limpieza de la casa y la ropa y de los gastos del hogar. Vive para hacerme feliz, a mí y a mi hija. Sin embaro, y pese a todo yo quedé marcada y desde hace un mes acudo al psiquiatra. me cuesta procesar sus encuentros sexuales con Eduardo, los cuáles me describió detalladamente por petición mía y lo que se decían en cada encuentro. No se trata de perdonar (yo ya lo perdoné), sino de procesar la mentira, la traición y el hecho de que le guste tener sexo con hombres.
    Actualmente seguimos juntos, pero ya se perdió la confianza y los especialistas que me atienden me aconsejan que lo mejor sería una separación definitiva por el bienestar de mi salud mental, emocional y física, ya que perdí peso, perdí el sueño, me deprimo, se me cayó el pelo, perdí el amor por mi hogar ya que no me provoca hacer nada por la desmotivación y siempre estoy pensando en la escena de sus encuentros sexuales con Eduardo. Su hija que hoy tiene 17 años, también quedó muy afectada y me dice que cuando se case jamás va a confiar en su esposo. Ella también pronto recibirá tratamiento psicológico y psiquiátrico. El por su parte actúa como si nada huiese pasado y sigue esmerándose cada día más en ser el perfecto padre y esposo y me dice con frecuencia que está consciente del daño causado y que quiere compensarlo de alguna manera. Aún seguimos viviendo bajo el mismo techo y durmiendo en la misma cama.
    Me quedaron más preguntas que respuestas, al saber la verdad y eso no es nada fácil, cuando una no consigue las respuestas ni siquiera en su esposo Gay.

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  2. Saludos Mariel Margaz, necesito tu correo electrónico para contestarte, me envías el correo a casadacongay@gmail.com. Abrazos, tererios

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  3. Hola. Yo estuve casado no sé si con un gay o con un bisexual. El problema fue que yo lo presentía pero él jamás lo reconoció. Ahora ya tengo datos suficientes para saber la verdad.
    En mi caso, su no reconocimiento de sí mismo me lo hizo pagar muy caro. Me inferiorizaba, ninguneaba, etc y, aunque se tenía por hombre de mentalidad abierta, en realidad no lo era. Cuánto me habría ahorrado si él hubiera sido sincero consigo mismo y yo más valiente.

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